dijous, 22 de febrer del 2018

Activitats per a practicar l'escriptura III

Esta setmana hem decidit en el taller fer una descripció com a exercici i, després de llegir tots els escrits de les components del taller i amb la inspiració activada, hem elegit nosaltres mateixes les paraules per a utilitzar en la descripció, Cadascuna de les participants vam dir una paraula per a la llista. I va quedar així:

Susceptible, patracol, records, inversemblant, alfàbega, platja, llibertat, font, penetrant.


***

Esta semana hemos decidido en el taller hacer una descripción como ejercicio y, después de leer todos los escritos de las componentes del taller y con la inspiración activada, hemos elegido nosotras mismas las palabras para utilizar en la descripción. Cada una de las participantes dijimos una palabra para la lista. Y quedó así: 


Susceptible, mamotreto, recuerdos, inverosímil, albahaca, playa, libertad, fuente, penetrante.

Ejemplo de descripción


Un ejemplo de como se puede realizar una descripción de algún lugar físico intercalando anécdotas, recuerdos, sensaciones y lograr transportar al lector hasta ese lugar:

Todo el mundo decía que mi padre, mi Baba, había construido la casa más bonita de Wazir Akbar Kan, un barrio nuevo y opulento situado en la zona norte de Kabul. Algunos aseguraban incluso que era la casa más hermosa de todo Kabul. 
Una ancha entrada, flanqueada por rosales, daba acceso a la amplia casa de suelos de mármol y enormes ventanales. Los suelos de los cuatro baños estaban enlosados con intrincados azulejos escogidos personalmente por Baba en Isfahan. Las paredes estaban cubiertas de tapices tejidos en oro que Baba había adquirido en Calcuta, y del techo abovedado colgaba una araña de cristal. En la planta superior estaba mi dormitorio, la habitación de Baba y su despacho, conocido también como « el salón de fumadores» , que olía permanentemente a tabaco y canela. Baba y sus amigos se recostaban allí, en los sillones de cuero negro, después de que Alí les sirviera la cena. Rellenaban sus pipas (lo que Baba llamaba « engordar la pipa» ) y discutían de sus tres temas favoritos: política, negocios y fútbol. 
A veces le preguntaba a Baba si podía sentarme con ellos, pero él, aferrado al marco de la puerta, me contestaba: —No digas bobadas. Éstas no son horas. ¿Por qué no lees un libro? Luego cerraba la puerta y me dejaba allí, preguntándome por qué para él nunca « eran horas» . Yo me quedaba sentado junto a la puerta, con las rodillas pegadas al pecho, a veces una hora, a veces dos, escuchando sus conversaciones y sus carcajadas. 
El salón, situado en la planta baja, tenía una pared curva con unas vitrinas hechas a medida donde se veían expuestas diversas fotografías de familia: una foto vieja y granulada de mi abuelo con el sha Nadir, tomada en 1931, dos años antes del asesinato del rey; están de pie junto a un ciervo muerto, con botas que les llegan hasta las rodillas y un rifle cruzado sobre los hombros. Había también una foto de la noche de bodas de mis padres. Baba vestía un traje oscuro, y mi madre, que parecía una joven princesa sonriente, iba de blanco. En otra se veía a Baba y a su socio y mejor amigo, Rahim Kan, en la puerta de casa; ninguno de los dos sonríe. En otra aparezco yo, de muy pequeño, en brazos de Baba, que está serio y con aspecto de cansado. Mis dedos agarran el dedo meñique de Rahim Kan. Al otro lado de la pared curva estaba el comedor, en cuyo centro había una mesa de caoba capaz de acomodar sin problemas a treinta invitados. Y, con la inclinación que mi padre sentía por las fiestas extravagantes, así era prácticamente cada semana. En el extremo opuesto a la entrada había una alta chimenea de mármol que en invierno estaba siempre iluminada por el resplandor anaranjado del fuego. 
Una gran puerta corredera de cristal daba acceso a una terraza semicircular que dominaba casi una hectárea de jardín e hileras de cerezos. Baba y Alí habían plantado un pequeño huerto junto a la pared occidental: tomates, menta, pimientos y una fila de maíz que nunca acabó de granar. Hassan y yo la llamábamos « la pared del maíz enfermo» .


Cometas en el Cielo, Khaled Hosseini.

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