LADISCUSIÓN
─
¡Estoy harto de ti! ─chilló el tenedor
con todas sus fuerzas desde el otro lado del plato─ te crees más importante
porque siempre te colocan a la derecha y además puedes cortar; ¿pues sabes lo
que te digo? que yo puedo pinchar mucho mejor que tú y además, algunas de las
personas que se sientan a la mesa, me utilizan también para cortar.
─¡Pero
nunca podrás hacerlo igual que yo! ─contestó el cuchillo─ mi corte es recto y lo mismo corto una cosa dura que una
blanda.
─
¡Eres insoportable! ─volvió a chillar el tenedor.
─
¿No os parece que ya está bien? ─interrumpió la cuchara─ no entiendo por qué tenéis que estar siempre discutiendo,
¿no os dais cuenta de que con vuestros gritos vais a despertar a los pequeños?
Yo también estoy a la derecha y no por eso me considero más importante, no veo
la diferencia entre estar a la derecha o a la izquierda.
─
¡Vamos a ver, cuchara! ─e replicó el cuchillo ─ la derecha es siempre la
derecha, ¡la mano que más se utiliza!, es con la que escriben, con la que se limpian,
la que levantan… ¡Todo lo hacen con esa mano!
─
¡Me parece que te pasas de listo! ─esta vez era el tenedor el que contestaba y que poco a poco se iba enfadando
muchísimo─ Hay gente que todo lo hace con la mano izquierda que es donde estoy
yo.
─
¡Sí, pero son los menos! ─de nuevo chilló el cuchillo.
─
¡Ni los menos ni los más! ─alzó la voz el tenedor
casi perdiendo los modales─ ¡Lo que pasa es que siempre quieres ser el
importante!
─
¡Es que lo soy!
─
¡Lo que eres es…!
Pero no pudo acabar la frase, pues tal y como
había dicho la cuchara, los pequeños
empezaron a llorar. Las cucharitas
estaban tan asustadas que no había forma de que se calmasen, los tenedorcitos y los cuchillitos lloraban cada vez más alto.
La cuchara
quiso decirles la típica frase de: “¡Ya
os lo había dicho!”, pero pensó que con tanto escándalo no la iban a
escuchar; se lo diría más tarde, no se iban a salvar de su regañina.
Entonces, la ensaladera con un grito de “FIRMES”, consiguió que todo aquél guirigay
se calmase.
Los pequeños hipaban por haber dejado de
llorar tan rápidamente y los mayores callaron en el acto.
─
¡Estoy harta de estas discusiones vuestras! ¡que si la derecha que si la
izquierda! ¡que si pincho que si corto! Es que no sé qué importancia puede
tener, por más que lo pienso no le veo el motivo para que estéis siempre a la
greña. Vamos a ver ¿qué tendrían que decir las copas a los vasos por
ejemplo?:
˂˂¡¡Yo estoy llena de vino y tú de agua!!˃˃
─Dijo poniendo voz de copa.
─
¿Y los platos?, el hondo le diría al llano:
˂˂ ¡¡ Yo tengo la sopa, ale y ale!!˃˃ ─Esta
vez puso la voz de plato sopero.
─ A lo que el llano le respondería:
˂˂¡¡
Y yo tengo la carne, chincha, chincha!!˃˃.
─
¿No os parece un poco tonto? Yo tengo la ensalada, así que tendría que decir:
˂˂¡¡Tengo el huerto dentro!!˃˃.
─
He pensado que a partir de ahora vais a estar los tres a la derecha y ¡se va a
acabar tanta idiotez!
Así que hizo que la cuchara, el cuchillo y el
tenedor se colocaran a la derecha del
plato.
La pobre cuchara
no había dicho nada, a ella le daba lo mismo estar a una parte o a otra, pero
no comentó nada más para evitar que a la ensaladera
le aumentase el enfado, se limitó a quedarse quietecita en el lugar que le
correspondía.
Por eso cuando en la mayoría de las casas “ponen la mesa” y aunque no sea lo
correcto, colocan los cubiertos de esa forma, o sea a la derecha.
Pero ahora vosotros ya sabéis por qué lo hacen,
y que no es otra cosa que;
Julita San Frutos
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